¿PRESIDENTE O PRESIDENTA?

agosto 28, 2024 Por Ernesto Ugarte 0
La gramática frente a un “habla coloquial” que reclama justicia social.
El idioma español se ha usado como instrumento de discriminación, para quien no sabe expresar las formas verbales propias del lenguaje, mas, cuando no se trata de la lengua materna. Y por esa razón están quedando en el olvido lenguas nativas como náhuatl o el maya entre otras 66 lenguas indígenas en México, porque la discriminación social que sufren las personas hablantes de estas lenguas, las obliga a no usar, fuera de su núcleo familiar, su forma nativa.
El lenguaje como instrumento de trasmisión de conocimiento y costumbres, ideas y pensamientos es inherente a la actividad humana, por lo que sufre también cambios adaptativos para la supervivencia cultural.
Son las imposiciones ideológicas las que trasforman las palabras, y las que logran más que una evolución lingüística, una deformación de ella.
Esas imposiciones ideológicas como la de género, o feminismo, abogan por ignorancia o desconocimiento del idioma español, por cambiar palabras con la buena intención de hacer visible a grupos minoritarios que han sufrido de algún tipo de discriminación, su lucha es válida, pero sus métodos no.
Por ejemplo, la modificación a la palabra todes, en aras de la inclusión es innecesario este cambio lingüístico porque La palabra todos, ya sea como pronombre indefinido o como adverbio, no cambia ni de género ni de número, siempre tiene la misma forma. O sea, es inclusiva por naturaleza. (Fuente: Twitter @RAEInforma).
El habla coloquial, cargada de aspectos educativos y culturales, usa palabras sin respeto por la gramática y menos por la semántica, así usa el doble sentido, le atribuye acentos, modismos, pleonasmos, barbarismos, anglicismos, etc., de manera que esa habla se comparte en lo social, dejando ver, y permitiendo identificar a los individuos por su pertenencia geográfica, nivel educativo, clase económica, actividad laboral. Dando oportunidad a los prejuicios para calificar a las personas.
Quizá porque usted es una persona estudiada, le molesta cuando alguien usa barbarismos o aberraciones de la inflexión del lenguaje, como el haiga, pues, vistes y dijistes.
Se ha puesto a pensar cuantas personas no tuvieron oportunidad de estudiar, por las razones que quiera mencionar, que sacrificaron su vida personal para que sus hijos o hermanos tuvieran una calidad de vida mejor, y trabajaron con sudor y lágrimas, hambre, y carencias para que salieran de la pobreza.
Hay un derecho humano que prevalece sobre cualquier aberración lingüística que se llama el respeto a la dignidad humana.
La discriminación por la forma de hablar es totalmente clasista, y esa es la razón por la que grupos de personas que han visto vulnerados o violados sus derechos buscan una forma de expresión para la liberación y decir como “entes”, aquí estoy, existo, tengo identidad y exijo respeto.

Por cierto “Ente” por definición es quien tiene identidad, quien existe, quien es por naturaleza.
En el uso del lenguaje, particularmente el español, se utilizan sufijos para las formas infinitivas del verbo “ser” y que se conocen como participios activos cuya terminación “ente” significa la identidad de quien ejecuta una acción.
Como ejemplo, quien dirige, se expresa como “dirigente” o quien estudia es “estudiante”. Así como para crujir es crujiente o para disolver es disolvente.
La presidente actual de México Claudia Sheinbaum Pardo, en alusión a las mujeres que han sufrido discriminación, aislamiento, falta de reconocimiento o educación, ha solicitado que se le llame presidenta, no presidente, con A hizo énfasis.
No deja de ser un error gramatical su solicitud, pero es válido por la intención de colocar en la jerga del hablante, la ideología del respeto por las mujeres, de la liberación y el rescate de la dignidad, trabajo y participación de mujeres que han sido parte de la lucha en la historia de México y del mundo.
México construye a través de la cuarta transformación, un cambio social, donde no hay cabida para la discriminación, el clasismo, ni violencia para absolutamente nadie, ni por género, condición económica, cultural o geográfica, ¡vaya ¡de ninguna índole.
Tenemos PRESIDENTA, pero también tenemos hijas, hermanas y algunos, no todos, Madre.